viernes, 5 de septiembre de 2025
Las vacaciones son sinónimo de descanso, ocio y consentirse con comidas que normalmente no forman parte de la rutina diaria. Horarios más flexibles, menos actividad física y la presencia de golosinas, comida rápida y bebidas azucaradas suelen provocar un efecto común: el aumento de peso. Recordemos que el sobrepeso y la obesidad en niños entre los 5 y 11 años han aumentado de forma importante en los últimos años y se han convertido en un grave problema de salud pública en México pues uno de cada tres niños lo presentan. El porcentaje de obesidad en ese grupo de edad en 2023 fue del 17.5 %. Las consecuencias de la obesidad infantil no sólo pueden conducir a enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión arterial, también pueden provocar problemas de autoestima, discriminación y bajo rendimiento escolar. De acuerdo con un muestreo realizado en la Clínica del Médico Bariatra David Montalvo Castro, Especialista en Medicina Cannábica a 300 personas, 6 de cada 10 regresaron de las vacaciones con un incremento de hasta 3 kilos, mientras que un 10% ganó 5 kilos o más. Este aumento, indica, rara vez se pierde de manera automática al volver a la rutina, lo que obliga a replantear hábitos alimenticios y de hidratación en el regreso a clases. “El retorno a clases es un buen momento para modificar el estilo de vida haciendo cambios en la alimentación, incrementar la actividad física, reducir el tiempo de exposición a pantallas (TV, celulares, tablets, computadoras) y controlar las horas de sueño. Volver a la normalidad escolar y laboral es también una oportunidad para recuperar el orden en la alimentación y promover hábitos más saludables en toda la familia. No se trata solo de que los niños vuelvan a tener energía y concentración en la escuela, también los padres necesitan cuidar su alimentación para mantenerse sanos, rendir mejor en el trabajo y ser un ejemplo positivo en casa”, destaca el especialista. Hidratación y alternativas frescas Con el clima aún caluroso, recomienda reforzar la ingesta de líquidos (alrededor de 2 litros al día), evitando refrescos y bebidas azucaradas. El agua simple, infusiones frías o aguas frescas de frutas naturales sin azúcar añadida son opciones accesibles y nutritivas. Recomienda algunas opciones prácticas para el desayuno y lunch escolar: “El regreso a la rutina es una oportunidad para que las familias retomen el control de su salud: desde vigilar el peso y cuidar la alimentación, hasta incorporar actividad física y, de ser necesario, acudir con un especialista en Bariatría que pueda orientar con alternativas seguras y naturales, siempre bajo supervisión médica. Es también un buen momento para realizar una revisión general: checar la vista, la salud bucal y asegurarse de que cada integrante de la familia inicie el ciclo con energía y bienestar. Al final, educar con el ejemplo es la mejor inversión a largo plazo”, destaca el especialista.